El Fondo de Cultura Económica acaba de publicar en español un texto del Profesor Gianfranco Pasquino que en italia se consolidó como una referencia para los alumnos de los primeros semestres de la carrera de Ciencia Política: El Nuevo Curso de Ciencia Política. Son pocos los estudiosos de la ciencia política quienes quizá no conocen a Gianfranco Pasquino. En lengua española se hizo famoso a partir de la publicación del famoso Diccionario de Política del mismo Pasquino, junto con N. Mateucci y N. Bobbio y publicado por Siglo XXI; así también por el Manual de Ciencia Política que escribió junto a varios politólogos italianos tales como Leonardo Morlino, Maurizio Cotta y Stefano Bartolini.
Pasquino es uno de esos politólogos que ha sabido combinar de manera equilibrada y bien llevada la actividad intelectual y académica junto con una consistente carrera política. Fue Senador de la República Italiana entre 1983 y 1996 periodo en el cual el sistema político italiano se transformó a partir de una reforma electoral que acabó con la lógica de la competencia polarizada pero no con la fragmentación del sistema del sistema de partidos italiano. Pasquino dejó una breve e interesante reseña de su paso por la política parlamentaria. No obstante su empeño en la vida académica en Bolonia nunca se alejó de la política, y en 2009 se presentó como candidato a Alcalde (véase Quasi Sindaco) de Bolonia, pues aunque torinés de nacimiento, toda su vida académica -poco más de 40 años desde que se inició como profesor- se ha desarrollado en esa ciudad, sobre todo en la misma Universita’ di Bologna como en la Johns Hopkins Bologna Center y en la Universidad de Florencia, entre otras.
Pasquino siempre se ha presentado como un estudioso de la política formado con Norberto Bobbio (en filosofía política) y con Giovanni Sartori (en política comparada) pero puede ya ubicarse casi en el mismo nivel que sus maestros. Quizá la aportación principal de Pasquino no está en haber escrito una obra centrada en pocos argumentos (como los Partidos Políticos o la Democracia) y profundizando en ellos para generar teorías. En sus inicios se ocupó de las teorías del desarrollo y los militarismos en América Latina, luego del rol de la oposición y en los últimos años del estudio comparado de las democracias. Pero creo que su principal aportación está en el desarrollo de la misma Ciencia Política.
Primero. Pasquino es ante todo un excelente profesor y maestro, es decir, es un docente con un alto sentido de responsabilidad en las aulas y un ejemplo como académico por sus obras. La CLARIDAD en el uso del lenguaje para formar conceptos, el correcto uso de la metodología, el pensar antes que el contar -una cuestión tan obvia pero tan olvidada en la actualidad por muchos «politólogos»-, son algunos de los elementos en los cuales Pasquino siempre ha puesto como condiciones esenciales para ser un buen politólogo.
Segundo. Como pocos, Pasquino se ha empeñado en defender el rol del politólogo como científico social frente a la masa de seudopolitólogos que pululan sobre todo en los medios de comunicación, pero también en la academia y en instituciones de gobierno. La Ciencia Política es una disciplina que se debe cultivar con sus propias reglas, su método y sus técnicas de análisis. Tiene sus autores, sus teorías y conceptos. Pasquino ha señalado muy bien que no cualquiera puede presentarse como «experto» en el estudio de la política, no cualquiera es politólogo. Y podemos atrevernos a decir -sobre todo en el contexto latinoamericano- que no por cursar un diplomado o unos cuantos cursillos relacionados con alguna de las tantas áreas de la ciencia política eso convierte automáticamente a quienes las cursan en politólogos. Más aún, la mayoría de los supuestos expertos que hoy acaparan espacios en los medios de comunicación y se hacen pasar como politólogos en realidad distorsionan la profesión misma.
Tercero. ¿Cómo justificar la existencia de una ciencia? ¿Es la ciencia política una ciencia aplicada? ¿Para que sirve? Ya Max Weber hace años dejó claro que la ciencia no se puede ni debe justificarse por sus fines. A los ojos del vulgo -señalaba- no es posible decir porqué es necesaria la investigación o porqué algunos consagran su vida a la ciencia aunque esta no les reditúe económicamente. La ciencia se justifica por si misma. Porque solo cultivándola es que el hombre ha podido explicarse mejor su entorno pero sobre todo y más que nada, controlarlo. ¿Pueden aplicarse los conocimientos de la Ciencia Política para controlar/influir en el mundo? Pasquino es de esos politólogos que está convencido -y con amplias razones- de que la Ciencia Política además de que es la ciencia social que tiene la mayor capacidad heurística para formular y sistematizar el conocimiento específico en relación al mundo de la política y por lo tanto del poder/dominación política, también puede ser aplicada. ¿En qué medida y de qué forma? Quien cultiva la ciencia política como profesión logra adquirir el conocimiento de técnicas analíticas específicas que le permiten «aplicar» o al menos «señalar» las consecuencias de determinados mecanismos y la importancia de la existencia de ciertas condiciones que pueden mantener o cambiar la lógica de la política, sobre todo a nivel institucional. Un buen politólogo puede saber en qué medida y bajo cuales condiciones funciona bien o no, la segunda vuelta electoral, por ejemplo, cuales son las consecuencias positivas/negativas de su existencia o cuales serían si se introduce allí dónde no existe. Un buen politólogo podría/puede aconsejar la pertinencia o no de un cambio institucional, y si está en una posición de decisión, implementarla. Pasquino nos ha enseñado que la Ciencia Política es una ciencia que puede ser aplicada.
Para quien quiera ser un buen politólogo, en el sentido amplio de la palabra, Pasquino es un ejemplo a seguir: nunca se la ha conocido por pretencioso y pedante -como muchos «politólogos» que hoy abundan-, al contrario, es una persona humilde y abierta. Sobre todo, ha sabido cultivar la capacidad para difundir el conocimiento del politólogo no sólo al servicio de los poderosos, sino de la ciudadanía. Es de los pocos que sabe explicar la complejidad de las ideas políticas con extremada sencillez pero sin perder nunca la seriedad de la cuestión, porque la Ciencia Política también debe servir para educar al pueblo y prepararlo para que no sucumba ante quienes deseen oprimirlo.
Eso falta, ciertamente
Me parece interesante que esté viva el deber ser del político, ya que actualmente hay algunos badulaques hablan y nunca piensan adecuadamente la cosa pública. Gracias por la orientación
La ciencia politica, nos ayuda a comprender el significado profundo de: Sociedad, Naturaleza, Ambiente, Calidad de Vida, es este el marco que nos permite iniciar procesos de cambio de la realidad…